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Compromiso.

Respeto, confianza, entrega, sumisión.

Son varias de las palabras que habitualmente leemos en foros, redes y sitios de BDSM.

¿Y el compromiso?

Hoy mi sumiso lo mencionaba en uno de los correos que me envía a diario. Lo hemos comentado entre nosotros, pero he pensado que merecía una reflexión un poco más ampliada.

Nos llenamos la boca hablando de lo que supone una relación D/s. De todas las normas y bases en las que deberían fundamentarse, pero nos olvidamos de lo principal:

Querer que sea de verdad.

¿Venimos a ser sinceros?

Que sí, que todo el misticismo que nos damos en público está genial, ese teatrillo de sumisión perfecta y Dominación sublime nos lleva a los límites de la imaginación y nos estimula cada una de nuestras neuronas…

Pero, entonces, ¿Por qué las relaciones cada día son más efímeras?

Primero:

Hay un gran desconocimiento de términos.

Suena genial decir que tengo un sumiso al que le hago lo que quiero, cuando en realidad solo quedo con un tipo con el que practico ciertas cosas de vez en cuando y con el que solo me une eso.

No, eso no es D/s.

Suena más bonito decir que tengo sumiso a decir que tengo “bottom” y quiero que se me note el “caché” … que para eso llevo un nick Dominante.

Es maravilloso decir que soy una sumisa superentregada, cuando la realidad es que cierro una puerta y hago lo que me da la gana porque la otra persona no se entera. Le llamo AMO, Dueño… que Top, no suena tan bien.

Sin embargo, eso… Eso no es D/s.

Es BDSM, eso sí, en una de sus múltiples y fantásticas posibilidades, que para eso tiene muchas, pero hay que molestarse en conocerlas…

El desconocimiento nos lleva al error, o vulgarmente, mezclar churras con merinas, y hacer ver lo que no es.

Segundo:

Lo queremos todo para antes de ayer. Venimos “con ganas”. A todos nos gusta disfrutar, está claro, y no hay nada de malo.

Pero no es tan sencillo como ponerse un nick y ofrecerse a diestro y siniestro al primero que motive nuestra entrepierna.

Lo de asumir responsabilidades, sería otro punto muy interesante.

Aquí es donde entra el compromiso, el propio y el ajeno. Y no es sencillo. Dar el tiempo necesario a conocer a alguien y comprometerse es un trabajo a largo plazo.

Haciendo balance de estos años junto a mi sumiso, me doy cuenta de que es algo que hicimos casi desde el primer día, aunque no siempre funcionó como debería.

Pero desde que tuvimos claro que queríamos estar juntos, firmamos un contrato sin tinta, donde realmente se asentaban las bases de nuestra relación:

Cuidarla cada día para que fuese lo mejor posible.

No ha sido un camino de rosas, para nada. Hemos tenido que aprender mucho el uno del otro, también a respetarnos en momentos complicados, pero incluso en todo lo peor, estaba ese compromiso de querer seguir siendo el uno del otro.

Ese que va más allá de las fantasías, aunque no las deja de lado.

El que hace de los pequeños detalles grandes oportunidades.

Con el que cada cosa menos buena, es una ocasión para aprender.

Con el que tener claro, qué juntos, somos mejor que por separado.

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