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Poseida por Anthony Blake

Como comentaba un par de post atrás, he vuelto a socializar.

Esto siempre trae sus cosas buenas, algunas muy poco esperadas, la verdad y otras que no lo son tanto.

De las menos agradables ya escribiré otro día.

Hoy me apetece hacerlo sobre algo que como poco me resultó curioso.

A menudo, cuando dedico tiempo a escribir, también tengo el chat abierto de fondo. Como la posibilidad de tener charlas “normales” es escasa, no me roba ni atención ni tiempo.

Unas semanas atrás se dio esa tesitura. Si bien es cierto que las primeras formas al entrarme me hacen ya tener una idea de cómo y hasta dónde puede llegar.

Los protocolarios de manual, rara vez me han gustado (deja de reírte, sumiso) así que son cosas que activan “las alarmas”, pero es cierto que estoy en una etapa en la que no me importa charlar con cualquier persona que me parezca educada y siempre dejando claro mi situación actual.

Es habitual en estas primeras conversaciones que transmita que estoy escribiendo y que termine compartiendo mi blog para satisfacer la curiosidad de la otra persona. Muchas veces van raudos y veloces.

Puedo decir que esto también me sirve de filtro. Si lo único que me mencionan y alaban son los relatos, tengo claro que la imaginación es lo que más pretenden estimular. El resto de mi contenido no es tan “agradable” para algunos y no tienen problema en demostrarlo.

La cosa ha venido precisamente a raíz de mis relatos:

Después de varias charlas, un “No me puedo creer que sea la misma persona que escribe esas cosas en el blog”.

No voy a decir que sonara a reproche, porque no sería cierto, pero quizás si a decepción.

¿Claro, vaya sorpresa, no?

Primero, los relatos son eso imaginación.

De ahí a que este 24 horas viviendo esa situación, no. Eso no es real. Y tampoco me comporto como si actuase en una función eterna, ni cuando estoy con personas con las que de verdad comparto una relación D/s.

¿No será que de nuevo, con toda la educación y con la pose de sumiso protocolario y respetuoso me estás cosificando?

Uy vaya, ha vuelto a salir.

No soy la misma que escribe, porque para ti es necesario que esa fantasía sea eterna. Yo no pretendo ponerme en ningún altar, es tu interés el que me coloca ahí, bien sea por una ilusión meramente onanista o una a más largo plazo.

Pero de eso, a que pueda no ser la misma persona hay un trecho. No tengo un negro escribiendo por mí, y a quien mejor se le daría tiene la manía de estar muy ocupado y no deseo encargarle más obligaciones de las que ya le doy.

En definitiva, soy yo, con múltiples y diferentes facetas. Que las tenga no quiere decir que las comparta de igual manera y a cualquier precio.

Es tan simple como ser real y no “Un producto de la imaginación”.

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